08 septiembre 2008

UNA TRAVESÍA INOLVIDABLE EN EL PRIDE OF BILBAO

Del 3 al 6 de septiembre de 2008.


Alcatraz atlántico (Morus bassanus)


Javier Sánchez y yo salimos del puerto de Santurtzi, Bilbao, el miércoles de 3 de septiembre a las 13:00 horas. Íbamos acompañados por 27 naturalistas guiados por Gorka Ocio, además de 11 periodistas que iban a dar fe de la nueva iniciativa de la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Santurtzi que han puesto en marcha una oferta para la observación de aves marinas y cetáceos llamada "Santurtziko Baleak". Esta propuesta coge el relevo a los ya más de 80 viajes que ha organizado Gorka entre la costa vizcaína y Portsmouth en Gran Bretaña por los que han pasado una buena parte de los naturalistas españoles.


El día soleado hizo que nos embadurnásemos de crema en espera de una larga jornada de observación desde la cubierta superior. El mar estaba perfecto y la visibilidad se acercaría a los 10km.


Pronto empezamos a observar especies, primero nos despedían desde las escolleras del puerto dos cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis) y luego en las primeras millas una pardela balear (Puffinus mauretanicus), gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) y sombrías (Larus fuscus) acompañadas de juveniles de alcatraz atlántico (Morus bassanus).


Con una velocidad media de unos 30km/h para un barco como este, con 8 cubiertas y con sus cuatro motores a pleno rendimiento en apenas 37 km abandonamos la plataforma continental que frente a las costas de Vizcaya es muy estrecha. Aquí pasamos radicalmente de unos 100 metros profundidad hasta barrancos de casi 3.000 m que dan paso a la llanura abisal de Vizcaya frente a las costas cántabras, donde a 100 km de Santander, en dirección norte, encontramos fondos de 4.000 m. Es en estas zonas de rápida transición de profundidad donde empezamos a encontrar los primeros mamíferos marinos que veríamos este día. Comenzamos por un fugaz avistamiento de un zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris) que posiblemente solo los ojos experimentados de Gorka pudieron ver en la distancia. Alertados todos multiplicamos nuestra atención al mar. Lo que sigue fue un frenesí que hizo que las horas de ese día pasaran volando.


Rorcual común (Balaenoptera physalus)


Después de que Gorka ya hubiera avisado varios soplos de cetáceos sin que pudiera ver ninguno por fin pude ver el primero. ¡Espectacular! Un enorme surtidor vertical, muy lejos, cerca de la línea del horizonte, el responsable un rorcual común (Balaenoptera physalus), el segundo animal más grande de la tierra con sus casi 25 metros de longitud y con unas 120 toneladas de peso, tras la ballena azul (Balaenoptera musculus).


Rorcual boreal (Balaenoptera borealis)


Estábamos en la cubierta superior, lo que equivalía a un octavo piso, nos repartíamos entre babor y estribor, cuando alguien gritaba cambiábamos de sitio corriendo. Con la emoción no fui capaz de contar los soplidos que vimos. Pero es que además también llegamos a ver perfectamente esos enormes lomos con una pequeña aleta dorsal muy retrasada. Pero la locura no había echo más que empezar varios rorcuales emergieron a pocos metros del barco permitiéndonos ver y fotografiar detalles como sus aventadores. También pude fotografiar un rorcual boreal o norteño (Balaenoptera borealis). Pero algunos observaron también un rorcual aliblanco (Balaenoptera acutorostrata). Al acabar de ver al que emergió muy cerca del casco estábamos abrazados y chillando de felicidad. ¡un momento inolvidable!


Calderones grises (Grampus griseus)


Pero todavía quedaban horas de luz que depararon fugaces encuentros con calderones grises (Grampus griseus) y con calderones de aleta larga (Globicephala melas). También pudimos ver brevemente grupos de delfines mulares (Tursiops truncatus) y de delfines listados (Delphinus delphis).


Típica silueta dorsal de un rorcual común (Balaenoptera physalus)


Ya al caer la noche las pardelas tomaron el relevo, las más abundantes toda la mañana las pardelas cenicientas (Calonectris diomedea) pero también pardelas sombrías (Puffinus griseus) y pardelas pichonetas (Puffinus puffinus).


Pardela cenicienta (Calonectris diomedea)


Entre tantas emociones no quiero olvidarme otra especial, sobre siete de la tarde en un descanso de mirar al mar alguien descubrió un pequeño paseriforme sobre la última cubierta. La protagonista una modesta lavandera blanca (Motacilla alba) en paso migratorio saltando el océano. Saqué las coordenadas y estaba a 170 km al norte de Santander y a 211 de Teste De Buch en el este, la costa francesa más cercana. Al norte lo más cercano que tenía era la costa de Bretaña a 315 km pero si viniera de Inglaterra sus costas más cercanas estarían a 580km. ¡Sorprendente!


Calderones de aleta larga (Globicephala melas).


Al día siguiente amanecimos a la altura de la isla bretona de O'uessant a punto de entrar en el Canal de La Mancha. Otra vez navegábamos sobre la plataforma continental por lo que los grandes cetáceos no se presentaron. Pasamos la mañana disfrutando con los siempre elegantes y abundantes alcatraces (Morus bassanus) y con las pardelas antes mencionadas. A estas especies añadir gaviones (Larus marinus) la mayoría juveniles asociados con grupos inmaduros de gaviota sombría (Larus fuscus). Estos grupos pequeños de gaviotas a veces eran seguidos por algún págalo grande (Stercorarius skua). Algún fulmar (Fulmarus glacialis) solitario también se dejó ver unos segundos al pasar de largo empujado por los vientos que conforme avanzaba la tarde fueron arreciando.


Gavión (Larus marinus)


Una nueva especie de paseriforme migrador nos visitó, se trataban de dos collalbas grises (Oenanthe oenanthe) británicas que pretendían atravesar el océano hasta la península, todavía lejos de sus cuarteles de invierno habituales en el África subsahariana, desafiando los crecientes vientos.


Llegamos a Portsmouth sobre las 17:30 horas. En su bahía pudimos disfrutar con gaviotas canas (Larus canus) que salpicaban los grupos más abundantes de gaviotas argenteas (Larus argentatus) y gaviotas reidoras (Larus ridibundus). Ya en el puerto las vigilaba un halcón peregrino (Falco peregrinus). Desembarcamos por obligación unas tres horas que aprovechamos para acercarnos al centro de esta bella localidad, tomar una pinta de cerveza y visitar un pequeño parque urbano donde comprobamos el enorme tamaño de las palomas torcaces (Columba palumbus) locales y la familiaridad de las ardillas grises (Sciurus carolinensis) introducidas desde Norteamérica, que se acercaban a comer de las manos.


Al día siguiente el mar estaba muy embravecido y Gorka nos anunció que con olas de más de 8 metros y con los fuertes vientos nos olvidáramos de ver mamíferos. Sólo se pudo ver durante unos instantes un grupo de saltarines delfines comunes (Delphinus delphis).


Comienza la tempestad en el Pride of Bilbao


El día era de perros para navegar pero teníamos la suerte de viajar en un barco enorme. Los vientos arrastraban el agua que levantaba la proa al romper contra las olas y empapaba todo. No nos pudimos quitar la sensación de estar mojados todo el día. Algunos se marearon pero la mayoría aguantamos perfectamente. Ese día pudimos ver paiño europeo (Hydrobates pelagicus) y paiño de Wilson (Oceanites oceanicus), un charrán ártico (Sterna paradisaea), charranes comunes (Sterna hirundo), gaviota de sabine (Larus sabini), pardela capirotada (Puffinus gravis), falaropo picofino (Phalaropus lobatus) y falaropo picogrueso (Phalaropus fulicarius), gaviota tridáctila (Rissa tridactyla) y un arao (Uria aalge). También se observaron págalo parásito (Stercorarius parasiticus) y págalo pomarino (Stercorarius pomarinus).


Atardecer con mala mar


Otros migradores oceánicos nos sorprendieron como un archibebe común (Tringa totanus) que estuvo casi medio día volando junto al barco, aparecía y desaparecía intermitentemente. También observamos un halcón abejero (Pernis apivorus) cerca de Bretaña con las primeras luces del día.


Puesta de sol tempestuosa en el Golfo de Vizcaya.


Poco antes de anochecer entramos en el ojo de la galerna y durante unas millas el mar se tornó plano. Después regresamos a la mar arbolada con enormes olas que hacían parecer una simple y pequeña gaviota los cerca de 2 metros de envergadura, entre alas, de los alcatraces (Morus bassanus). Por la noche los vaivenes del barco incluso llegaron a tirar la vajilla de algunos de los restaurantes del barco pero nosotros ocupamos un pasillo de la cubierta 8 e hicimos una cena conjunta en perfecta camaradería para despedirnos. Al día siguiente desembarcamos a las 9 en Santurtzi.


Por último un saludo a tod@s las compañer@s de viaje, a los Euskadi, los de Galicia, de Madrid, de Catalunya, de Castilla La Mancha, de Andalucía, de Les Illes Balears, de Castilla León y al entusiasta, el mejor guía, Gorka Ocio.


¡Un viaje inolvidable que sin duda repetiré!



Mensaje de Rafa Muñoz en el FORO SVO Aves.
Fotos de Rafa Muñoz, FONS FOTOGRÀFIC SVO.



No hay comentarios: